Anatómicamente podemos dividir el pie en tres partes: el antepié que englobaría a los metatarsianos y a los dedos; el mediopié, formado por el escafoides (o navicular) y las tres cuñas (o cuneiformes); y el retropié, al que pertenecen el calcáneo y el astrágalo (talus).
No obstante, desde el punto de vista quirúrgico, habitualmente dividimos al pie en dos partes. Nos referimos a cirugía del antepié cuando hablamos de cirugía metatarso-digital; y cirugía de retropié, cuando hacemos mención a la cirugía que afecta a la totalidad del tarso.
Los procedimientos quirúrgicos realizados en esta localización anatómica requieren, en ocasiones, un manejo perioperatorio diferente a la cirugía del antepié. Estas técnicas son realizadas habitualmente en régimen ambulatorio y con anestesia loco-regional (bloqueo poplíteo) y sedación. Nuestra clínica cuenta con un especialista en Anestesiología y Reanimación que se encarga de ello. Por otra parte, la cirugía del retropié puede requerir la inmovilización y descarga de la extremidad operada; esto es, algunos casos no podrán caminar inmediatamente después de la cirugía y pueden requerir la inmovilización temporal con escayola (fibra de vidirio) o el uso de botas tipo “camwalker”. Durante las visitas preoperatorias se le informará detenidamente de las características de su procedimiento y si éste requiere o no inmovilización y/o descarga por unas semanas.